domingo, 7 de noviembre de 2010

La muerte secuestrada

¿Se les ha ocurrido alguna vez que la muerte ha sido secuestrada?, cualquiera me puede decir que no entiende el por qué de esta afirmación, y pudiendo ser miserable para explicarme, si no es que ignorante para plantear esta idea en su totalidad, trataré, aún así, de darme a entender.
A través de la historia la muerte ha sido parte del ciclo de vida de los seres  que cohabitamos en este planeta, ha sido pues la encargada de mantener un equilibrio en nuestro mundo para que la vida como la conocemos funcione sin problema alguno, es la muerte el engrane que hace funcionar esta maquinaria que, junto con otras leyes naturales como el nacer,  regulan la supervivencia de nuestra especie misma.
Los seres humanos hemos dotado a la muerte de características que la transmutan, lo mismo es un ser que vaga por el mundo recogiendo almas, una plaga que arrasa con pueblos enteros, un estado espiritual que nos espera al momento de perecer, un personaje de sátira social creada por un caricaturista, una golosina de azúcar o un ídolo al cual encomendarnos cuando todos los demás nos han abandonado.
La ciencia, la tecnología, la política y los vicios han despojado de funciones y atribuciones que solo a  la muerte le correspondían; en ciencia: alargando y acortando el periodo de vida de los seres humanos y animales,  la tecnología: arrancándoles de sus “manos” a personas que ya eran suyas, en la política: creando genocidios so pretexto de luchas armadas en busca de libertad y justicia, en los vicios: dejándole trabajo con la guerra entre capos.
La muerte ha perdido su autonomía, ahora está al servicio de unos cuantos, esos que tienen a su servicio ejércitos que luchan contra imperialistas, infieles y conquistadores, en manos de los que pelean territorios de distribución de sustancias ilegales, sirve a los que trafican con gente, a los que en su nombre ofrecen sacrificios rituales humanos y animales, a los que la quieren para sí solos siendo de nadie o de todos, ellos son quienes la tienen plagiada, acaparada, para sí solos, para saciar sus deseos personales, olvidándose de que algún día pasaran a ser un numero más en su  labor como cegadora de la vida.
¿Se les ha ocurrido que la muerte ha sido secuestrada?...

Eduardo Vargas

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